Queridos amigos,
El señor Kris Kringle [Santa Claus] nunca me ha causado gran impacto. En todo caso, esas mejillas sonrosadas, la barba blanca como la nieve y los renos podrían ser el remedio perfecto para una pesadilla. Al final, termino haciendo compras inútiles de todos modos, con o sin la excusa de un Kris Kringle.
Sin embargo, siempre me ha fascinado el asombroso karma del hijo de José, el padre adoptivo, para ayudar a crear semejante poder de amar, cuidar, perdonar, inspirar, redimir, desorientar, inquietar y moldear culturas enteras y miles de millones de vidas. Además, sirviendo incluso como herramienta para los grandes agresores de la historia.
Y luego está esta cosa llamada año nuevo. No solo el occidental, sino también el tibetano, el chino y, por supuesto, el de mi amado país, Bután. Me intriga que todos estos años nuevos coincidan con la supuesta época invernal. ¿Será que en el África subsahariana o en el Caribe habrá años nuevos que caigan en primavera o verano?
Este año me siento algo renuente a desear un “Feliz Año Nuevo”, porque eso fue lo que dije junto con millones de personas al final de 2023, ¡y miren lo que pasó en 2024! Si algo quedó claro, es que George Bush fue un ángel. Tal vez se pregunten por qué menciono aquí a un presidente estadounidense. Pues bien, eso es únicamente porque ellos mismos se han proclamado los guardianes del mundo.
Por eso, este año no me dan ganas de meterme en ese lío de diseñar tarjetas de año nuevo, decidir para quién son y enviarlas a mano. Esa tarea se parece a esos juegos de obstáculos de la infancia en los que los niños corrían con un saco. A estas alturas, ese tipo de cosas ya no me divierten. Las tarjetas de año nuevo parecen algo así, y me pregunto por qué seguimos enviándolas. Tampoco pretendo estar impulsado por una motivación altruista, como salvar al planeta al reducir el uso de papel, aunque si un sobre menos contribuye a ello, lo veré como un bonus.
Así que, si mis amigos y aquellos conectados conmigo no reciben una tarjeta de año nuevo de mi parte, no lo interpreten como un descuido o rechazo. Recuerden simplemente que estamos profundamente entrelazados y vinculados, y que el poder del karma es tan fuerte que ese rechazo ni siquiera es posible. Tanto si te has sentido molesto, irritado, envidioso o disgustado por mi apariencia, mis acciones o mi mera presencia, como si me has amado, cuidado, seguido, sentido devoción o inspiración por mí, todo ello es el resultado de causas y condiciones que ambos hemos acumulado a lo largo de muchas vidas.
Trato de no aprovecharme de nuestra conexión abusando de tu valioso tiempo, energía y recursos. Pero, no importa el tipo de conexión que tengas conmigo, quiero expresar mi aspiración sincera de que, año nuevo o no, nuestra conexión te mantenga conectado a Gautama, el Príncipe de los Shakya, y que nunca te apartes del gran Muni.
En esta supuesta temporada festiva, también ruego que, mientras vivas, permanezcas siempre bajo las amorosas y protectoras manos de Arya Tara, y que el subyugador de todos los fenómenos, Padmasambhava, permanezca en tu corazón, lo recuerdes o no. Y cuando este acto de la supuesta vida termine, que todos despertemos en el acto del reino de la Montaña Color Cobre o Sukhavati.
Finalmente, aspiro a que todos, especialmente aquellos que se consideran practicantes, comprendan verdadera y profundamente que la vida nunca será perfecta, pero que la verdadera naturaleza de nuestra mente es primordialmente pura. Esto es algo de lo que podemos estar orgullosos, que vale la pena mantener, cultivar y desarrollar con el deseo genuino de que otros también se interesen por ello.
Suyo en la búsqueda y, por ende, en el deambular,
— DJK
Una comunidad mundial de practicantes budistas que estudian y practican bajo la guía de Dzongsar Khyentse Rinpoche.
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