Preguntas de instructora

16 August 2022

“Todo lo que siempre quisiste saber pero no te atreviste a preguntar”

Lo que sigue es una conversación entre Rinpoche y Sara Rojo, una de nuestras instructoras. Tras responder extensamente a las preguntas de Sara, Rinpoche pensó que esto podría servir también de clarificación para el público en general y en especial para otros instructores, y nos pidió que lo publicáramos. Publicaremos un tema distinto cada semana.

Parte 1: Activismo social

Parte 2: Iniciaciones por internet

Parte 3: Críticas contra el guru

Parte 4: Disputas en la sangha

Parte 5: Salud mental

Parte 6: Breve consejo sobre las relaciones de pareja

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Parte 1: Activismo social

Estas preguntas han sido planteadas por muchos amigos y estudiantes de Rinpoche durante los últimos dos años. Yo (Sara Rojo) tuve la suerte de hacerlas en el momento adecuado. Estas son las transcripciones de las respuestas de Rinpoche. Rinpoche decidió que esto sería útil para instructores y estudiantes y por eso las estamos publicando en el sitio web de Siddhartha’s Intent. Esperemos que estas respuestas nos ayuden a aclararnos a todos.

P. ¿Cómo podemos ayudar a esta nueva generación que ha sido educada con fuertes ideas sobre la injusticia social y que siente que el simple hecho de sentarse en un cojín no ayudará? No basta con decirles que cada uno tiene su propio karma o que sin darse cuenta de su propia naturaleza búdica no pueden ayudar a nadie. No quiero alejarlos de la práctica del dharma.

Fundamentalmente, los seres creemos en un tipo de situación ideal, como un mundo mejor, un mundo justo, un mundo equitativo. Es comprensible. Pero si miramos nuestras vidas con vista de pájaro, tal ideal nunca ha sido una realidad. Por eso los budistas creen que, pase lo que pase, esta supuesta vida nunca será perfecta mientras esté producida por el pensamiento dualista, por cosas como lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto.

Mucha gente está atrapada en su idealismo. Tienen la idea de que se puede lograr un mundo humano ideal, como en el cielo, como en la idea «En la tierra como en el cielo». Puede que me equivoque, pero pienso que en general la gente cree que habrá un momento en el que todo será perfecto, en que todo el mundo disfrutará de la democracia, la igualdad de derechos, etc. No digo que no debamos aspirar a ello. Por supuesto que deberíamos hacerlo. Aunque no podamos conseguirlo para todo el mundo, al menos podemos lograr algunos pequeños focos de justicia y de democracia.

Si observamos nuestra situación, a menudo parece que cuando imaginamos tiempos mejores, nos referimos al pasado, y lo que tenemos ahora es peor. Durante la época de George Bush, recuerdo burlarme de mis amigos diciendo que en el futuro lo echaríamos de menos. Algo similar ha pasado en la era de Trump, la gente sentía que no podía ir a peor. Por supuesto, a mucha gente no le va a gustar que diga esto y me meterá en una especie de casilla si lo hago, pero si uno mira de forma objetiva, durante la época de Trump no hubo guerras, guerras a gran escala.

Quizás lo que tenemos ahora, este año, este mes, es lo mejor que podemos tener y deberíamos aprovecharlo al máximo. Y aprovechar el presente es lo que hacemos cuando nos sentamos en un cojín. Algunas personas dirán que hay cosas mejores que hacer que sentarse en un cojín y meditar, que estás desperdiciando unos valiosos cinco minutos que podrías aprovechar para salvar el mundo, o una parte del mundo. Sí, es posible que tengan razón, y por supuesto deberían hacer todo lo posible para salvarse a sí mismos y al mundo.

No quiero decir que todo el mundo deba sentarse a meditar para mejorar el mundo. Podría ser útil, con la mentalidad adecuada, convertirse en un activista y salir a la calle llevando un cartel, alborotando a la gente y manifestándose. Eso también puede ayudar a mejorar el mundo, o al menos una parte de él, aunque no sea por mucho tiempo, quizá al menos por unas décadas. Eso ya sería un buen logro. Nadie puede decir que sea una pérdida de tiempo.

Pero sentarse durante cinco minutos también puede ayudar. Te da el espacio y la oportunidad de ver tu vida a vista de pájaro, si lo haces bien. Por lo menos, durante esos cinco minutos no haces daño a nadie ni verbal ni físicamente. Eso ya es mucho. Imagina cómo sería si el diez por ciento del mundo hiciera esto todos los días a la misma hora durante cinco minutos. Ayudaría al medio ambiente el simple hecho de que la gente comprara menos durante ese tiempo.

Todos sabemos que conceptos tales como la justicia y la libertad son muy subjetivos. Por eso, muchas veces en la búsqueda de la justicia y la libertad en un aspecto de nuestra vida, podemos descuidar e incluso perjudicar otras partes de nuestra vida. Por supuesto, no estoy diciendo que la anarquía sea la respuesta —prefiero tener un semáforo que funciona para poder llegar a un sitio. Pero, ¿qué ocurre cuando hablamos de algo mucho más grande que un semáforo, como las opiniones políticas o el comercio internacional? ¿Quién decide eso?

La segunda parte de la pregunta, referente al karma, es realmente importante, porque cada vez me doy más cuenta de que el karma es una de las ideas más incomprendidas. Mucha gente me ha preguntado, por ejemplo, qué clase de buen karma o suerte tiene Trump que, diga las mentiras que diga o haga las estupideces que haga, nunca parece sufrir como lo hicieron muchos otros presidentes, como Clinton por ejemplo. Pero esto me demuestra que la gente no tiene una comprensión sólida del karma: ¿Qué entendemos por «bueno» en este caso?

Uno podría preguntarse fácilmente qué tipo de mal karma tiene Trump que miente tanto y crea tantos engaños y divisiones. ¿Qué clase de mal karma le da la oportunidad de crear más mal karma? O, ¿qué clase de mal karma tienen los estadounidenses (y más importante aún, el resto del mundo) para tener como presidente a una persona así, a la que nunca se le cuestionan sus acciones?

Por ejemplo, a veces puede que sea buen karma tener una vida corta, ya que tienes menos posibilidades de hacer daño a los demás. Por lo tanto, deberíamos reflexionar sobre lo que entendemos por buen y mal karma. De hecho, lo bueno y lo malo son muy subjetivos y relativos. Supongo que la gente piensa que vivir mucho, estar sano y ser rico es algo bueno. Pero si haces muchas cosas malas y, sin embargo, vives mucho tiempo y estás sano y eres rico, tu longevidad, prosperidad y bienestar podrían ser un mal karma para ti y para otras personas.

Muchas de las cosas que valoramos en el mundo mundano, como la prosperidad y la salud, no son necesariamente algo bueno. Por ejemplo, la fama es algo que los seres humanos consideramos como algo bueno. Pero la fama puede ser una prisión. Puede ser que seas famoso debido a tu mal karma. Y por eso, no puedes hacer lo que quieres, ni siquiera puedes decir lo que quieres, y te conviertes cada vez más en un prisionero de lo políticamente correcto hasta que te conviertes en un perfecto hipócrita.

Como instructor, como kalyanamitra, como amigo espiritual, como influenciador espiritual, como alguien con un buen corazón y una buena intención de compartir tu opinión, sabiduría y conocimiento para el beneficio de otros, necesitamos hacer dos cosas bien:

1. Tenemos que guiar a la gente hacia el reconocimiento del Buda interior, la realidad de todos los fenómenos. En otras palabras, shunyata. Si un maestro lleva a la gente a esta comprensión, ya sea de forma directa o indirecta, esta persona debe ser considerada un buen maestro, un buen kalyanamitra.

2. Dicho esto, es importante no hablar siempre de la naturaleza búdica o de shunyata directamente o desde el principio. Depende. Incluso el Buda aplicó diferentes medios hábiles para diferentes personas. Así que, por ejemplo, si hay alguien que no quiere sentarse [a meditar] y dice: «¿Qué sentido tiene sentarse ahí durante cinco minutos?» por supuesto, no hay que contradecirle. Lo principal es insertar la naturaleza búdica o shunyata eventualmente, de la forma que puedas. Si alguien quiere salir a la calle portando una pancarta, o hacerse voluntario, o unirse a Médicos sin Fronteras o a la Cruz Roja, o incluso convertirse en empresario, dale tu apoyo al 100%, pero no olvides el deseo de conducirle a shunyata o tathagatagarbha, o al menos ten la aspiración de que puedas hacerlo.

P. ¿La idea budista del karma significa entonces que no tiene sentido hacer activismo social? Porque parece que no se puede cambiar el karma de la gente. Ni siquiera Buda pudo quitarle el karma a la gente o darle su realización. Entonces, ¿cómo podemos explicar el karma en términos de cómo ayudar a otros en el mundo?

No, el karma no está predeterminado ni es el concepto de libre albedrío. El karma está en nuestras propias manos. Tenemos que recordar que la enseñanza por excelencia del karma es en realidad la enseñanza de shunyata. Con la motivación correcta, los medios hábiles adecuados y, lo que es más importante, la sabiduría, uno puede intentar manipular el karma y, al final, ir más allá del karma. Esa es la esencia, el propósito del Budadharma.

Es un error pensar que el objetivo final de la práctica del Budadharma es acumular mucho karma bueno. Eso es como intentar liberarse de una cadena de hierro pero acabar atado a una cadena de oro.

Imagina que tienes viento, un tubo de metal, una cuerda, otra pieza para un percutor, y también un ser humano cerca que tiene la conciencia del oído. Cuando se den todas estas condiciones juntas, se producirá la experiencia de un carillón de viento, y no hay nada que puedas hacer para detenerlo. En ese momento, ni siquiera el Buda puede hacer nada al respecto. Sin embargo, lo que sí puedes hacer es manipular esas condiciones, por ejemplo, cortando el percutor. Entonces no habrá ningún sonido o, al menos, no habrá un sonido completo.

Lo que hay que saber es que el génesis del sonido no está en los oídos, ni en esos tubos, ni en el viento, ni en el percutor. Sino cuando están todos juntos, el sonido puede producirse. Incluso si falta una cosa -como la más importante, la conciencia del oído-, este carillón de viento puede ser golpeado todo el día, pero no hay sonido. El karma se puede cambiar y, por lo tanto, al igual que la meditación sentada es beneficiosa, también lo es la participación en actividades sociales. Pero lo ideal es intentar liberarse de todas las ataduras kármicas, ya sean ataduras negativas, como dañar a los demás, o ataduras kármicas positivas, como ayudar a los demás.

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Parte 2: Iniciaciones por internet

P. Rinpoche, asistí a la iniciación de Chimé Phakmé Nyingtik que Kyabje Sakya Trichen otorgó a través de Internet el 24 de junio. ¿Estamos recibiendo la iniciación si no recibimos las sustancias? ¿O solo una bendición?

Kyabje Sakya Trichen Rinpoche es uno de mis maestros Vajrayana, o lo que se conoce popularmente como «guru raíz». He tenido la gran suerte de haber recibido muchas enseñanzas y abhishekas de, quizás, uno de los últimos maestros tántricos que aún caminan por la tierra.

No me considero un buen practicante tántrico. Como mucho me considero un aspirante. Como su estudiante de Vajrayana, trato de verle como Hevajra o Arya Tara, que aparece como un ser humano para comunicarse con nosotros, los seres confundidos, con alguien como yo que está condicionado como humano. Incluso si mi maestro dice «el mundo es plano», voy a tratar de oírlo con la motivación de que debe ser algún tipo de medio hábil que no puedo comprender. Para mí, como aspirante, ya aparezca Kyabje Sakya Trichen Rinpoche en persona o a través del ciberespacio, creo que es un abhisheka completo. Cualquier cosa que haga o deje de hacer tiene infinitas razones y propósitos.

No pretendo haber perfeccionado la práctica de la percepción pura. Todavía veo a Kyabje Sakya Trichen Rinpoche como un ser humano debido a mi propia ignorancia y dualidad. Conozco a Kyabje Sakya Trichen Rinpoche desde que era un adolescente, y cuando lo veo envejecer, me digo a mí mismo: «Esto también es solo una ilusión mía». Eso se debe a que estoy muy atado a ciertas condiciones, como el envejecimiento, a las condiciones humanas.

Sara, tú eres mi estudiante porque has recibido muchos abhishekas de mí. Tal vez, al igual que yo, también seas una aspirante. Como mi estudiante del Vajrayana, puedo decirte con confianza que eres muy afortunada por haber recibido un abhisheka de mi maestro del Vajrayana, en cualquier forma, con o sin sustancia.

Pero eso es una cuestión de práctica personal entre un guru Vajrayana y un estudiante Vajrayana. Así que, para tu práctica personal como tantrika, tener una percepción pura hacia lo que haga el maestro tántrico y practicar lo que te diga es primordial y supera toda teoría y referencia textual.

Dicho esto, desde la perspectiva de la teoría tántrica, si uno puede o no recibir abhishekas, transmisiones y enseñanzas de Internet, lo que llamamos wang, lung y tri, es una discusión en marcha. Hay que entender que toda la ciencia de Internet es algo reciente. Nunca antes había existido. Es comprensible que este tema sea polémico.

Ha habido muchos argumentos de dos bandos, uno a favor y otro en contra. A mí no me convence al cien por cien ninguno de los dos. Tengo mi propio análisis, y espero que los eruditos tántricos, los lamas, los rinpoches y los khenpos puedan realmente reflexionar sobre esto.

Entre wang, lung y tri, creo que probablemente es posible dar el tri, la enseñanza, a través de Zoom. La palabra tri significa conducir o guiar. Por supuesto, no estamos hablando de guiar físicamente. Hablamos de guiar a través de la comunicación. En otras palabras, si el maestro enseña y el estudiante oye y escucha y entiende hasta cierto punto, entonces hay algún tipo de comunicación. Entonces el propósito del tri, la enseñanza, se ha logrado.

Eso es lo que está pasando ahora desde la pandemia: se han celebrado muchas conferencias internacionales e impartido cursos universitarios de este modo. Y parece que funciona, así que creo que el tri es posible.

Ahora, a lo que realmente tenemos que prestar atención es al abhisheka. En el abhisheka, en especial en el tantra del yoga más elevado, hay algo llamado los cuatro abhishekas, siendo el cuarto el más importante. A veces se le llama iniciación de la palabra, tsig wang.

Ahora, irónicamente, siento que es posible dar el cuarto abhisheka a través de Zoom o del teléfono. Aquí mi lógica es similar al argumento anterior: Mientras haya comunicación en términos generales, mientras se cumpla el propósito del abhisheka de la palabra, entonces creo que se puede decir que se ha recibido el cuarto abhisheka. Ahora bien, subrayo lo de «en términos generales», porque en algunos linajes nyingma y quizá también kagyu, el abhisheka de la palabra también viene acompañado de sustancias específicas. En ese caso sí que hay que pensar y discutir más.

El problema es que para recibir el cuarto abhisheka, necesita ser precedido por los otros tres abhishekas, y en realidad no sé si uno podría dar o recibir los otros tres abhishekas a través de Zoom.

El tantra es tan vasto e infinito, tiene tanta paradoja. Pero lo que realmente necesitamos saber es qué es lo que hace al Tantra tan especial. Y es que el Tantra no diferencia y favorece la mente sobre el cuerpo y la palabra como lo hacen muchos otros caminos no tántricos.

En los caminos no tántricos, es tu mente la que necesita ser domada y la mente es lo más importante. Pero en el Vajrayana, en el Tantrayana, el cuerpo y la palabra son igualmente importantes. Por lo tanto, hay conceptos como prana, bindu y nadi. Y es por eso que el Tantra es el único camino que puede actualizar el estado de Vajradhara en esta misma vida y con este mismo cuerpo. Por eso, a diferencia del Mahayana y el Shravakayana, el Tantra emplea sustancias muy específicas como el agua, una corona, una guirnalda, flores, un vajra y una campana, el sonido de una campana y los olores. Por eso considero que es importante el contacto entre el cuerpo del receptor del abhisheka y la sustancia.

Uno podría, por supuesto, argumentar que siempre se puede visualizar, ya que la técnica de la visualización se fomenta mucho en el Tantra. Por supuesto, si el lama que otorga la iniciación es realizado y el receptor, el estudiante, tiene experiencia, una percepción pura y todas las disposiciones adecuadas, se podría decir que uno puede simplemente visualizar. Pero entonces estamos asumiendo que el que da la iniciación y todos los beneficiarios son bastante avanzados.

Por ejemplo, en la historia más reciente del budismo tántrico en el Tíbet, los lamas comenzaron a usar imágenes pintadas como sustancia, como una imagen de una corona o un vajra y una campana. Siempre ha dado la sensación de que lo hacían de forma imperfecta, como si lo diluyeran o fueran perezosos. Por supuesto, hay algunas sustancias que son literalmente imposibles de usar, como por ejemplo un elefante.

Además, es un poco irónico que la intención de dar iniciaciones a través de Internet sea para hacerlas fácilmente accesibles, mientras que una de las disciplinas más importantes del Tantra es hacerlas más difícil de acceder. Y además de eso, ya tenemos mucho simbolismo, así que mi argumento es: ¿debemos ahora voluntariamente hacerlo aún más simbólico? Podemos acabar simbolizando el simbolismo. ¿No tenemos nosotros, como practicantes y aspirantes del Vajrayana, la responsabilidad de mantenerlo lo más auténtico posible y dejar que los estudiantes tengan la experiencia real? Se le puede mostrar una foto de una hamburguesa a alguien que tiene mucha hambre, pero siempre que sea posible debemos intentar darle la hamburguesa real.

Como seres del kamadhatu, el reino del deseo, estamos muy influenciados por la atmósfera y las situaciones. Se supone que el entorno físico de un abhisheka debe tener una atmósfera determinada, ya sea la música que se toca, el incienso que se quema, los sombreros que llevan los lamas, el trono y toda la parafernalia.

Por supuesto, ahora vivimos casi en el siglo XXII. Tal vez ahora sea posible que un abhisheka a través de un televisor o un ordenador portátil, ya sea en un lugar concurrido o en un lugar apartado, pueda transmitir parte o toda esta atmósfera. Esto es lo que realmente tenemos que contemplar.

Pero es importante saber que el maestro del Vajrayana no está ahí para entretener los deseos de los estudiantes, y los estudiantes del Vajrayana no están ahí solo para ser entretenidos. La modernidad no significa renunciar a todos los valores que se encuentran en el camino.

Pero, como he dicho, todo esto depende de las distintas personas. Para alguien como yo, anhelo recibir un abhisheka en un cementerio de Nepal, o a las orillas del Ganges en Varanasi. Eso es a lo que aspiraría como ideal.

Crecí recibiendo bendiciones, enseñanzas y abhishekas en una atmósfera muy tibetana y con arreglos tibetanos. No sería correcto de mi parte decir que todo el mundo tiene que hacer lo mismo. Irónicamente, cuando observo el montaje de todos los abhishekas de Zoom que se están celebrando ahora, todo es muy tibetano, con brocado y todo.

Estaría dispuesto a aceptar, si en el futuro un maestro tántrico realmente cualificado da una iniciación usando Internet o alguna otra tecnología; si crea una experiencia de abhisheka virtual que penetre en el mandala del cuerpo, el habla y la mente del estudiante y que realmente transforme el cuerpo, el habla y la mente del estudiante, seré el primero en respaldarlo e incluso recibirlo.

Para el Vajrayana, el cuerpo es muy importante. Esta es una de las cosas que hace que el Vajrayana sea tan especial. Aunque sea burdo, me gustaría dar un ejemplo, que me parece importante. Hoy en día, mucha gente tiene sexo virtual. Supongo que mucha gente se siente satisfecha con ello y puede que sea mejor que nada para mucha gente. Pero quizá haya personas que sientan que quieren tener sexo real, no solo virtual. Considerarían que ese es el sexo auténtico. Así que, en otras palabras, ¿cuánta autenticidad buscas?

En el ritual del abhisheka, el cuerpo físico del estudiante vajra se debe sellar, reconocer o al menos visualizar como el Buda Akshobhya. La sustancia agua también se sella, se reconoce o al menos se visualiza como Akshobhya. El guru, el que otorga el abhisheka, también es sellado y visualizado como Akshobhya. Estos upaya, o métodos, deben combinarse todos juntos.

Esto se llama abhisheka porque básicamente purifica el auto-abuso de los discípulos hacia sus cuerpos como algo humano, sucio y limitado, algo que desprecian. Por supuesto, incluso en el entorno físico real, este nivel de dar y recibir podría no ocurrir, solo estoy argumentando que al hacerlo virtualmente, probablemente la posibilidad de que ocurra sea aún menor.

Ahora bien, lung, el último, también es conflictivo. Porque con la transmisión, el objetivo no es en realidad hacer que el alumno capte el significado de lo que se está leyendo o transmitiendo. Se trata simplemente de que el alumno escuche el sonido.

A veces pienso que dar un lung a través de Zoom está bien, pero otras veces tengo mis dudas, porque me han dicho que a menudo hay retrasos en Internet. En ese caso, hay que pensarlo. Es probable que no exista tal cosa como el acto literal e instantáneo de escuchar el sonido de la boca del emisor de la transmisión. Durante una transmisión recibida a través de Internet, ¿es posible que haya uno o dos minutos de retraso? Y si lo es, según esa lógica, ¿sería lo mismo que escuchar una versión grabada? En ese caso, ¿es posible recibir un lung de una grabación de un lama de hace unas décadas?

Estas son las cosas en las que de verdad tenemos que pensar. Porque también está relacionado con el linaje y el propósito del linaje. Básicamente, es fundamental resolver todo este asunto de abhisheka por Zoom porque es crucial para uno de los elementos más preciados del Tantra, que es el linaje.

P. ¿En qué sentido es importante para el linaje?

He oído que hace poco hubo un caso en el que la gente había recibido un abhisheka o enseñanzas que se grabaron hace décadas, y el lama que otorgó las iniciaciones ya había fallecido. Aquí hay que pensar en el linaje.

Si, más adelante, la gente recibe abhisheka de una grabación, ¿podría entonces pasar por alto a todos los maestros humanos de carne y hueso del linaje? Después de todo, en términos prácticos, sería mucho más fácil mantener el samaya con un lama fallecido del que acabas de recibir la iniciación a través de una grabación. Este lama no te va a estar dictando, interpretando, corrigiendo o entrenando. Hay muy pocas posibilidades de que este lama te moleste, te altere o te haga la vida imposible. Así que, del mismo modo, también es posible que no obtengamos todas las bendiciones necesarias y los procedimientos adecuados para romper las corazas de nuestro cuerpo, habla y mente.

Y este argumento no se queda ahí. Más adelante, ¿podríamos incluso hacer rituales y pujas como las ofrendas de fuego a través de Internet? Esto es abrir la caja de Pandora. Creo que los lamas tienen que entender bien el funcionamiento de Internet.

De nuevo, para repetir, si se trata de una enseñanza Shravakayana o Mahayana, creo que todas ellas pueden darse a través de Zoom, porque en estos yanas lo principal que hay que hacer es entrenar y domar la mente y eso puede hacerse a través de todos estos medios de comunicación.

Otra cosa que debemos considerar: digamos que estamos recibiendo una iniciación Vajrayana a través de Zoom que se anuncia públicamente. ¿Quién la recibe? De repente tenemos muchos hermanos y hermanas vajra de los que ni siquiera somos conscientes. Debemos mantener el samaya con estos hermanos y hermanas vajra que también están recibiendo la iniciación con nosotros, ¿cómo se supone que debemos hacerlo? ¿Y cómo sabemos si muchos de ellos no están en realidad allí para recibir el abhisheka? Tal vez estén allí para encontrar faltas, o simplemente para mirar.

Pero siempre habrá lamas que digan que mientras tengas bodhicitta, entonces está bien recibir abhishekas virtuales durante estos tiempos degenerados. También he oído a algunos lamas decir que el verdadero otorgador de abhishekas es el guru del dharmakaya, por lo que el guru físico no es lo más importante.

Sí, en cierto nivel esto es cierto, pero tenemos que ser muy cuidadosos al hacer este tipo de comentarios, porque entonces uno podría argumentar fácilmente que puedes recibir un abhisheka del cajero del 7-Eleven de al lado cuando te dice el precio del artículo que estás comprando. Después de todo, su esencia es dharmakaya y se puede decir que solo el sonido de las palabras de la factura es la esencia del mantra.

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Parte 3: Críticas contra el guru

P. ¿Cómo debo comportarme, como instructora y como tu estudiante, frente a alguien que está molesto por algunos de tus comentarios en las redes sociales? ¿Debo intentar explicarlos aunque no me sienta capaz? ¿O debo quedarme callada cuando no me siento cómoda frente a personas que tienen una visión equivocada de mi guru? ¿Debo simplemente escuchar, defenderte o ignorarlos?

En realidad, depende de quién se trate. Si te refieres a los que no tienen ninguna relación Vajrayana conmigo, entonces por supuesto te pediría, aconsejaría y animaría a no defenderme. No solo eso. Si es necesario, deberías incluso ponerte de su lado. Ayudarlos a no perder su conexión con el Dharma y el Buda es mucho más importante que defenderme a mí y a mi punto de vista. De hecho, le he dicho a mucha gente lo mismo. A veces, simplemente ignorar o no prestar atención a los comentarios de los demás también puede ser un medio hábil.

Ahora bien, es diferente si alguien ha tomado una iniciación tántrica conmigo y tiene un problema grave con respecto a mis puntos de vista. Tú, como estudiante de Vajrayana conectada a mí, en especial si eres alguien que está facilitando, asistiendo y ayudando a la práctica Vajrayana de esa persona, tal vez puedas tratar de explicar. Pero si la explicación no funciona, entonces te animaría a que no me defiendas mucho, y tampoco tienes que ser crítica hacía mi.

P. ¿Cómo puedo saber quién tiene una relación Vajrayana contigo? ¿Debo preguntar abiertamente?

Sí, creo que estaría bien que lo preguntaras.

Desde el punto de vista del Vajrayana, los valores mundanos tales como lo justo, correcto o verdadero, en esencia todo eso es igualmente falso. Pero por tu bien y quizás por el de otros instructores y por los que supuestamente son mis estudiantes o amigos, permíteme explicar algo. Los comentarios negativos que mencionas por parte de personas que se molestan por mis opiniones podrían estar relacionados con mi insistencia en defender el Vajrayana y su visión, su método y su disciplina.

Mucha gente ha llegado a la conclusión de que yo estaba defendiendo a una persona, en especial a Sogyal Rinpoche y su mal comportamiento. Si la gente ha leído o escuchado mis enseñanzas, debería saber que nunca he hecho tal cosa. Pero hay que tener en cuenta que la gente no se lee nada al completo. Qué le vamos a hacer. Es el mundo en el que tenemos que vivir.

Admito por completo que muchas veces, por falta de experiencia en el mundo contemporáneo, he hecho cosas poco hábiles. Una vez escribí una publicación crítica en Facebook que en realidad iba dirigida a los lamas, los rinpoches y los machistas. Pero mucha gente lo leyó como si estuviera degradando a las mujeres, algo que nunca me esperé. Todos tenemos nuestro sentido individual de la ironía, y hoy más que nunca, no hay mucho espacio para el sentido de la ironía. Más tarde me di cuenta de que mi publicación fue muy poco hábil.

La otra cuestión que imagino que molesta a algunas personas es mi opinión sobre Occidente y sus valores. De nuevo, la gente me cataloga como antioccidental, aunque si la gente hiciera el esfuerzo de fijarse en mis acciones, mi trabajo y mis enseñanzas, vería que no soy antioccidental en absoluto. Si se esfuerzan, se darán cuenta de que, por lo contrario, soy una de esas pocas personas que ha prestado mucha atención al mundo occidental, hasta el punto de que en mi propia sociedad se me califica de lama occidentalizado.

Reconozco que he sido un gran adorador de Occidente y sus valores, pero después de visitar algunos países, en especial Irán, Cuba y China, una gran parte de mi confianza ciega en Occidente se desmoronó. Me di cuenta de que Occidente me había lavado el cerebro. Por supuesto, es culpa mía por ser crédulo, porque crecí pensando que Oriente era hipócrita con su amor por la paz, la armonía y la religión, y que Occidente era tan abierto y analítico, crítico y objetivo. No sé cómo desarrollé estas nociones. Pero luego empecé a darme cuenta cada vez más de que Occidente es igual o más hipócrita en todos los aspectos relacionados con los valores de justicia, libertad e igualdad.

Lo que en realidad no me gusta es cómo Occidente impone sus valores, postulados como valores universales, a todos los del Este, Sur y Norte. Occidente se apresura a corregir y criticar a los demás a través del periodismo y otros medios de comunicación, con el pretexto de la libertad de expresión.

Sin embargo, cuando algunos de nosotros nos atrevemos a cuestionar a Occidente y a sus gobiernos y acciones, hay quienes dentro de nuestra propia comunidad budista se sienten heridos, al igual que muchos tibetanos no pueden aceptar y se ponen a la defensiva cuando se cuestiona la legitimidad, la autenticidad, el comportamiento, el conocimiento y la existencia de un lama. De manera parecida, veo que muchos occidentales se ponen a la defensiva y tienen una devoción ciega similar a su sistema, como si sus valores occidentales fueran sagrados. Eso me desconcierta.

Occidente promueve en todo el mundo el pluralismo, la democracia y otros valores y opiniones varias con un espíritu misionero, obligando a los demás a aceptar que eso es lo que necesitan. Pero cuando ellos mismos se enfrentan a opiniones y creencias diferentes sobre temas como el control de armas, el aborto y el comunismo, utilizan palabras como «polarización» como si esas diferencias fueran negativas.

Los occidentales sermonean a los demás por el genocidio, el genocidio cultural, etc. Sin embargo, cuando voy a México, no veo mexicanos nativos, solo veo gente de origen español. Cuando voy a Brasil, no veo brasileños nativos, solo veo portugueses. Y ya puestos, cuando voy a los Estados Unidos de América, no veo a los verdaderos americanos. Están por ahí en una reserva. Coca-Cola y Levi Jeans solos han masacrado más culturas que todos los demás juntos.

Me he dado cuenta de que el lavado de cerebro no solo existe en las sociedades totalitarias. De hecho, existe incluso con más saña y con mucha más sofisticación en las supuestas sociedades libres. También me he dado cuenta de que, tan solo porque muchos de nosotros vivamos en sociedades supuestamente libres, eso no significa que no seamos ingenuos. También me he dado cuenta de que cuando cuestiono cualquier cosa sobre las supuestas sociedades libres, en seguida me catalogan como pro-ruso, pro-chino o incluso pro-Kim Jong-un.

Lo que me ha sorprendido durante este periodo de aprendizaje es que sigo conociendo a muchos lamas que no solo piensan y sienten de forma muy similar a lo que estoy expresando aquí, sino que a veces lo hacen incluso con más convicción que yo. Sin embargo, me han confesado que no son capaces de hablar de estos temas por miedo a las represalias.

Creo que es importante señalar que cuando digo occidentales, no hablo necesariamente de caucásicos con pelo rubio y ojos azules, o morenos. Me refiero también a muchos indios y chinos, que durante dos o tres generaciones han sido educados en los valores occidentales. A menudo, son más fanáticos en la defensa de los valores occidentales que los supuestos occidentales. Son leales a sus antiguos amos coloniales y a la cultura occidental, e incluso llegan a despreciar su propia cultura y tradición, y mucho menos intentan restaurarla y preservarla. Te sorprendería saber que hay muchos chinos, tibetanos y butaneses que realmente temen un «peligro amarillo[1]».

Estas son mis opiniones basadas en lo que veo. Quizá dentro de unos diez años las cambie. Tal es la naturaleza de los fenómenos compuestos: nuestras ideas, nuestras formas de ver las cosas cambian. Solo quiero que mi propio círculo, mis amigos y la gente que trabaja para mí lo sepan.

Debo mencionar de paso que algunas personas han dicho que muchas de estas publicaciones en Facebook no son mías, y que mi cuenta debe haber sido hackeada. Así que quiero aclarar esto diciendo que, aunque algunas cuentas pretenden ser mías pero no lo son, mis comentarios de Facebook en esta cuenta [https://www.facebook.com/djkhyentse] son totalmente míos. De hecho, siempre que tengo tiempo, me gusta leer las respuestas y los comentarios de la gente. En este sentido, quiero que sepas que no guardo ningún rencor hacia quienes me contradicen o desafían, o quienes incluso dicen cosas muy negativas sobre mí.

Una de las críticas que recibimos los lamas, en especial los que son respetados popularmente, es que vivimos en una burbuja y que la gente siempre nos dice lo que queremos oír. Yo intento no caer en esa trampa y, de hecho, disfruto escuchando y leyendo críticas. Para mí, Facebook no es solo una plataforma para decir lo que quiero, sino que también me da la oportunidad de ver cómo funciona la mente de la gente.

Por ejemplo, he visto en Facebook que, a la hora de la verdad, personas que por lo normal no parecen ingenuas y que se consideran intelectuales objetivos, en realidad no lo son en absoluto, en especial cuando el argumento se vuelve contra sus propios valores profundamente arraigados. Entonces parecen perder cualquier sentido de la objetividad o la imparcialidad. Siempre es interesante descubrirlo.

Deberíamos contemplar esto con detenimiento, porque puede que no nos consideremos sexistas o racistas cuando quizá de verdad lo seamos. Esto se debe a que nuestro supuesto sexismo, racismo y su reverso son fácilmente manipulados por condiciones de todo tipo.

Por ejemplo, un inglés blanco puede no sentirse racista hacia un jamaicano o un keniano, e incluso puede sentirse culpable por haber perjudicado a esas sociedades. Pero puede estar inconscientemente resentido y sentir antagonismo hacia un chino de ojos rasgados porque sus antepasados británicos no consiguieron colonizar los corazones y las mentes chinas, o porque China está alcanzando su propio y preciado estatus con rapidez.

Alguien podría responder a todo esto argumentando que es injusto culpar a Occidente de todo esto. Al fin y al cabo, la hipocresía, la imposición de valores a los demás, etc., son rasgos humanos que no tienen nada que ver con Oriente u Occidente. Por supuesto, eso es cierto. Son características humanas.

Pero por ahora, Occidente se ha posicionado como el guardián universal de valores sagrados y santos como la libertad, la democracia, etc., y lo ha hecho con bastante éxito a través de la literatura, el cine, los medios de comunicación, la música y mucho más. Ya sea Spiderman o Superman portando la bandera estadounidense, estudiantes cantando Rule Britannia, o la orquesta de los Proms tocando Land of Hope and Glory, el mensaje es que Occidente salvará al mundo. Basándose en su propio criterio, Occidente luego premia y sanciona a otras naciones.

Más allá de estas cuestiones específicas, algunos también se preguntan qué sentido tiene hablar de todo este asunto político. En realidad, no me interesa la geopolítica. Lo que de verdad me preocupa es que una cultura se imponga a otras, con su lengua, su moral, sus valores y sus estilos, tanto de forma evidente como sutil. Eso es desarraigar por completo a toda una generación de personas.

Por ejemplo, la cultura occidental que valora el individualismo tiene muchos y grandes beneficios, pero la cultura asiática que valora la responsabilidad colectiva también tiene su propia magia que no debe dejarse de lado. Así, un occidental puede hacer hincapié en la honestidad, mientras que un asiático puede poner más énfasis en la armonía.

Fundamentalmente, todo esto se reduce a mi preocupación de que estas suposiciones culturales profundamente arraigadas pero en gran medida no examinadas puedan de verdad diluir y distorsionar el supuesto budismo americano u occidental. Dado el dominio mundial de Occidente, eso no solo arruinará el budismo en su conjunto, sino que ni siquiera beneficiará a los occidentales que de forma genuina quieran practicarlo.

También es posible que algunas personas incluso se sientan asqueadas por algunas de las cosas que digo o por cómo aparezco: no soy ni sereno, ni santo, ni política o religiosamente correcto. Ni que decir tiene que no soy un santo, ni soy puro, ni soy un modelo de persona ética o moral. Siempre podría elegir parecer moralista, santo y demás. Pero sé que no soy disciplinado. No puedo mantener esa actuación durante mucho tiempo. Mi verdadera cara siempre saldría a relucir más tarde o más temprano. Así que ya puesto puedo, al menos parcialmente, revelar mi verdadero yo.

Además, no quiero recibir un premio por ser el ser más santo, puro y perfecto. Porque una vez que ganas ese premio, luego tienes que subirte al carro de lo políticamente correcto y demás. Me he llegado a dar cuenta de que una imagen de santo y una buena reputación pueden castrarte tanto como beneficiarte. Sigo queriendo poder decir lo que creo que hay que decir.

P. ¿Cómo podemos los occidentales ayudar en esta situación, los que ya hemos nacido en esas culturas? ¿Hay algo que podamos o debamos hacer?

Creo que Occidente tiene que darse cuenta de que, cultural y moralmente, no es superior en absoluto. Y Occidente nunca debería imponer sus valores al resto del mundo como si fueran valores universales. En realidad, no existen los valores universales. Incluso entre dos personas, tenemos dos proyecciones y percepciones diferentes, y por tanto dos tipos de valores diferentes.

Imponer tu propio valor, etiquetarlo como un valor universal e imponerlo a los demás, es una mentalidad muy, muy colonial y misionera, y por desgracia no ha desaparecido. Existe incluso en nuestro propio círculo budista, y por lo normal se esconde muy bien dentro del manto de la democracia, la libertad y demás.

Si se observa la historia del mundo, es evidente que muchas personas han sufrido a causa de diferentes religiones, diferentes sistemas políticos y supuestos valores. Incluso el más apreciado, santificado y sagrado de los valores occidentales, la democracia, ¿cuántas personas han muerto por la democracia o en nombre de la democracia?

P. ¿No es lo mismo al revés? Los budistas occidentales hemos tomado como propios los símbolos y valores orientales, como los siete cuencos de ofrenda, los thangkas, etc., cuando no tienen mucho que ver con nuestros propios símbolos y valores tradicionales.

También en este caso, llevo años hablando de que en realidad Occidente necesita el Dharma, pero no necesariamente la cultura tibetana. Incluso he observado en algunos centros de Dharma que los lamas tibetanos, sus discípulos cercanos y los organizadores imponen a los nuevos estudiantes occidentales valores tibetanos que en realidad no tienen nada que ver con el Dharma.

Tal vez algunos estudiantes tienen la sensación de estar colocados, o se sienten bien llevando chubas tibetanas, y toman toda la demás parafernalia tibetana como una práctica del Dharma. Pero si son verdaderos practicantes del Dharma, lo más probable es que esas cosas estén apropiándose de su práctica real del Dharma.

[1] https://es.wikipedia.org/wiki/Peligro_amarillo

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Parte 4: Disputas en la sangha 

P. ¿Cuál es la mejor forma de lidiar con los desacuerdos y las peleas entre los miembros de la sangha?

Solo puedo hablar de los miembros de la sangha que están relacionados conmigo, en especial las personas que son parte de mis organizaciones y actividades, como Siddhartha’s Intent, Dharma Gar o Ngöndro Gar, los que organizan enseñanzas y coordinan actividades y demás. 

Soy totalmente consciente de que los desacuerdos y las peleas son culpa mía. No lo digo como una expresión de humildad, ni en un intento de ser un buen líder que asume la culpa. Sé a ciencia cierta que estos desacuerdos son culpa mía y lo sé desde hace tiempo. 

Algunas personas se habrán dado cuenta de que siempre me he centrado más en actividades tales como facilitar el estudio y la práctica del budismo de forma amplia, el apoyo con becas académicas, la ayuda a proyectos especiales de diferentes linajes y en diferentes sociedades budistas, y en traducir las palabras del Buda. 

Nunca me ha interesado mucho el archivar, organizar y promover mis propias enseñanzas. La idea de hacerlo me hace sentir muy cohibido. Mientras mis supuestos estudiantes y seguidores practiquen, cómo lo hacen, dónde lo hacen y cuándo lo hacen nunca ha sido una gran preocupación para mí. Aunque ha habido numerosas ocasiones y oportunidades de adquirir centros de dharma físicos en diferentes partes del mundo, lo he evitado a propósito. 

El mundo es muy extraño. Por mucho que nos guste ser independientes y estar libres de la furia de la organización, la jerarquía, etc., no importa lo que hagamos, incluso para hacer un simple picnic, alguien tiene que organizar y tomar decisiones. Debido a que enseño, a lo largo de los años he acumulado muchos supuestos alumnos. Quizás son personas con las que tengo una deuda kármica o que tienen una deuda kármica conmigo.

Incluso una organización de enseñanza sencilla como la nuestra requiere una organización para estructurar y distribuir las prácticas, los materiales, los resúmenes de las enseñanzas y las transcripciones. Nunca he puesto mucho empeño en estas cosas, casi he sentido vergüenza por dejar que la gente dedicara su tiempo y energía a organizar mis enseñanzas. Pero el hecho es que seguimos necesitando esta organización, la gente necesita organizar. Y como no hay descripciones de trabajo adecuadas, ni una dirección u organización claras, me doy cuenta de que se han producido malentendidos y conflictos a lo largo de los años.

Todas las organizaciones de dharma tienen un reto especial. Pero aquí tengo que señalar que, a pesar de todas las discusiones y desacuerdos sobre el tamaño de la letra, el diseño de la web y demás, una organización de dharma no es una corporación como un banco. Todos los participantes y voluntarios vienen con la mejor de las intenciones, con una motivación sincera para ayudar a su manera. Muchas veces, con la buena motivación, la intención, el esfuerzo y el espíritu de ofrenda vienen ciertas expectativas, suposiciones y orgullo. Otra cosa es que los demás voluntarios no tengan la misma motivación, ganas y entusiasmo, pero la mayoría sí la tienen.

Además, al tratarse de una organización de dharma y, sobre todo, de una sangha Vajrayana, en la mayoría de los casos no se puede despedir a alguien sin más. Todo esto hace que sea difícil desde el punto de vista organizativo.

En general, como todos sabemos, una de las cosas más difíciles para las personas, una de nuestras debilidades, es la gestión. Esto es cierto en especial para la gente moderna, no es de extrañar que haya tantos libros escritos sobre el liderazgo.

Muchos voluntarios pueden ser muy buenos en lo que hacen, pero sus esfuerzos se ven arruinados por la falta de una buena gestión. Yo diría que mientras un líder o mánager tenga un poco de habilidad en la gestión, el resto no importa mucho. Supongo que se pueden leer libros sobre gestión y recibir algo de formación, pero creo que es algo para lo que simplemente hay que tener ese karma. 

También hay que recordar que hay que tener un vínculo con los miembros de la sangha, y un sentido de cuidado y respeto por ellos, en especial por los hermanos y hermanas vajra. Se dedica mucho tiempo a enfatizar cómo respetar al guru, pero en las enseñanzas del Vajrayana se dedica la misma cantidad de tiempo a considerar cómo debemos respetar, amar, cuidar y comprender a nuestros hermanos y hermanas vajra.

Volviendo a tu pregunta, supongo que todos nosotros necesitamos escuchar, lo cual es algo difícil de hacer. De hecho, esto es probablemente importante no solo para los organizadores, los gestores, los líderes y los instructores: incluso los lamas, los rinpoches y los más altos lamas necesitan tener esta cualidad de escuchar. Creo que una de las formas de perfeccionar este arte de la escucha es repetirse siempre a uno mismo que, probablemente, no ha escuchado a alguien o que no ha escuchado lo suficiente. Probablemente has escuchado a alguien y le has oído como tú querías escuchar y oír.

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Parte 5: Salud mental

P. ¿Puedo, como instructora, recomendar a un estudiante que busque terapia psicológica para algunos problemas? ¿O es mejor aconsejar solo dentro del contexto del dharma?

Está absolutamente bien ir a terapia. El dharma, en sentido estricto, no es realmente una terapia. No debería tener como objetivo la curación. El objetivo fundamental de la práctica del dharma debería ser descubrir la verdad, actualizar la verdad, despertar a la verdad, como quiera que se diga. Supongo que se puede decir que es la curación definitiva. 

Pero para que seamos fuertes y cuerdos en nuestra búsqueda de la verdad debemos estar lo más sanos posible. Para ello, comer bien, vivir bien, cuidar de nuestro cuerpo, de nuestras emociones y de nuestra mente: todo ello es imprescindible. Así que, al igual que un practicante de dharma puede recibir un masaje o acupuntura para fortalecerse y estar sano, debería recomendar este tipo de métodos a quien lo necesite. 

Me dijeron que algunas terapias implican creer en un alma o en un ser externo superior o todopoderoso. Si la persona que quiere recibir la terapia es un seguidor del Buda, tendríamos que personalizar o ajustar eso.

P. Conozco algunos practicantes de dharma que lidian con la depresión y toman medicación. No entiendo del todo la depresión, pero parece que algunas de estas personas casi no pueden funcionar. ¿Hay algún peligro en usar la medicación para evitar el dolor? ¿O es mejor apoyarles haciendo lo que hacen para sentirse mejor? 

He buscado la definición de la palabra depresión: el diccionario la define como «un estado mental caracterizado por un sentimiento pesimista de insuficiencia y un decaimiento o falta de actividad». De hecho, creo que la noción de depresión es mucho más amplia que eso e incluso de alcance infinito, y que puede significar muchas cosas diferentes. Pero por ahora, solo puedo responder como budista, basándome en la muy vaga definición de depresión según el diccionario y en relación con la forma en que supongo que el mundo angloparlante define y entiende la palabra. 

Supongo que la depresión conlleva sobre todo una sensación de esperar el peor resultado en nuestra vida en general o en un aspecto particular de la vida como las relaciones, la salud o el trabajo. Pero desde el punto de vista budista, todos los aspectos de la vida, siempre que estén condicionados y sean un subproducto de las impurezas, es decir, de la dualidad, son duḥkha.

Pero esa afirmación no debe crear más pesimismo. Duḥkha es simplemente una verdad, igual que decir que el agua es H2O. Sin embargo, la gente necesita un dato más para captar esa verdad, y es que la esencia de duḥkha es shunyata. 

Tenemos depresión porque tenemos muchas referencias, ideales y valores. Esa referencia o valor puede ser tan mundana como la imagen de un champú ideal. Hay toda una gama de esas referencias e ideales utópicos y distópicos, el noventa y nueve por ciento de los cuales nunca se pueden alcanzar. Incluso si consigues alguno, o bien se te olvida pronto o te deja de interesar porque otra referencia te ha cautivado.

Nuestra sociedad de consumo no hace ningún esfuerzo por reducir esas referencias y, de hecho, hace lo contrario. Así que los habitantes del siglo XXI vamos a deprimirnos cada vez más.

Creo que cuando la gente moderna examina la raíz de enfermedades mentales como la depresión, solo puede remontarse a un trauma de la infancia, o al menos a un trauma o una conmoción que alguien haya experimentado en esta vida. Pero en el budismo, vemos que los seres confundidos tienen la ilusión del tiempo, pero este tiempo no acaba de empezar en el momento en que fueron concebidos en el vientre de su madre. La continuidad de quién eres en realidad se remonta mucho más allá de tu primera conciencia en esta tierra. 

En otras palabras, los budistas creemos en la reencarnación. Aunque odio la palabra inglesa «reincarnation», la utilizo aquí para que todo esto sea más fácil de entender. Esta comprensión ayuda a explicar por qué podemos sentirnos deprimidos, sentimentales o melancólicos en nuestra vida actual sin ninguna razón evidente. Puede que anhelemos un ideal político, o que añoremos la dicha de tomar un café en un balcón de Saigón al son de la lluvia torrencial.

Desde esta perspectiva, gran parte de las depresiones o enfermedades mentales actuales en el mundo podrían ser causadas por, o ser el residuo de, eventos de vidas pasadas, vidas pasadas que incluso podrían remontarse a miles de vidas. Por esta razón, creo que en realidad tenemos una cantidad infinita de enfermedades mentales en el mundo. 

La depresión o las enfermedades mentales causadas por traumas infantiles pueden ser más burdas o tangibles. Pero muchas personas sufren simplemente por no saber por qué sentimos, sabemos, somos conscientes o incluso existimos. ¿Por qué, podemos pensar, no podemos ser simplemente una roca o un trozo de madera? Eso al menos nos libraría de todo tipo de valores que nos provocan.

Así que, volviendo a tu pregunta original: Como budista, te animaría a utilizar cualquier tipo de método, ya sea un retiro de meditación vipassana de fin de semana o tomar algunas píldoras o microdosis de setas, siempre que nos ayude a alcanzar un nivel de cordura en el que podamos descifrar, apreciar y tener cierta capacidad para comprender las verdades básicas, desde la comprensión de que todas las cosas compuestas son impermanentes hasta el reconocimiento de que nuestra verdadera naturaleza es dharmakaya.

También has preguntado si hay peligro en usar medicación para evitar el dolor. Con todas las soluciones siempre hay peligros: en soluciones como la medicación, por supuesto, pero incluso en el camino espiritual. Por eso los maestros del pasado han comparado el camino espiritual con un terreno en el que hay que ir paso a paso. Aunque solo se den unos pocos pasos, sería bueno que la gente tuviera un cierto nivel de cordura.

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Parte 6: Breve consejo sobre las relaciones de pareja

P. Podrías hablar un poco sobre las relaciones. He oído a gente en el ámbito budista abogar por evitar el compromiso en las relaciones porque todo es impermanente. ¿Están en lo cierto, o es una excusa para evitar el compromiso? Otros parecen estar comprometidos con una relación incluso cuando ya no funciona, casi como una actividad de bodhisattva. Algunas personas también tienen la idea de que es mejor no tener hijos porque el budismo no lo fomenta. ¿Cuál es el enfoque correcto para las relaciones y la creación de una familia como estudiante del Vajrayana?

Bienvenidos a la modernidad. Al parecer, existe algo llamado Declaración Universal de los Derechos Humanos. Ojalá hubiera otra cosa llamada Declaración Universal de la Responsabilidad Humana. Pero tal es la naturaleza de la mente humana en lo que respecta al compromiso y las responsabilidades: parece que los seres humanos no queremos estas cosas, al menos no para nosotros mismos. Aunque, por supuesto, queremos que los demás se comprometan y asuman responsabilidades.

Se podría decir con facilidad lo contrario: que como todo es impermanente uno debería comprometerse con una relación. Decir que no hay que comprometerse con una relación porque todo es impermanente suena muy nihilista, como si uno no entendiera realmente el concepto budista de anicca o impermanencia. 

Por otro lado, como indica tu pregunta, también tenemos que entender anicca o la impermanencia, cuando la relación ya no funciona. No tiene sentido aferrarse a un pensamiento ilusorio de que la relación tiene que funcionar.

Uno puede argumentar, como budista, que a menudo hay más razones para tener hijos que para no tenerlos, como en el ejemplo de la madre de Asanga, que sacrificó sus votos de bhikshuni para dar a luz a un niño que contribuyó mucho al dharma. Usar la idea de la impermanencia o shunyata como razón para no tener relaciones, hijos o responsabilidades podría ser solo un tipo de pereza muy sofisticada. ¿Sacrificarían las mismas personas su comida o bebida favorita o sus vacaciones aduciendo como razón la anicca?

Las relaciones son una de las cosas más desafiantes del mundo moderno, porque muchos de los valores del mundo moderno, en especial el individualismo que Occidente ha promovido implacablemente, están en marcado contraste con el valor de las relaciones. Probablemente conozco a muchas más personas con matrimonios concertados que han funcionado durante mucho tiempo que a personas que se han casado por amor. Pero, por favor, ¡no saquéis inmediatamente la conclusión de que estoy promoviendo el matrimonio concertado!

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